El bullying
Daniel Alejandro Valverde Obando
La intimidación o bullying se puede definir como la intimidación, el abuso, el abuso físico y psicológico de un niño o grupo de niños. Incluye una variedad de diferentes tipos de comportamiento negativo, como bromas, burlas, golpes, ostracismo, comportamiento abusivo con una connotación sexual y, por supuesto, agresión física. Derivado de una palabra en inglés, el término es considerado a nivel mundial para referirse al acoso entre pares y se define como una forma ilegal de confrontación de intereses o necesidades.
Por otro lado, el término bullying se refiere sólo a una parte del complejo entramado de relaciones que se dan en las instituciones escolares, como la violencia espontánea entre alumnos, de profesor a alumno y viceversa, y su campo de estudio es muy amplio. Pendiente. Es importante reconocer que en las interacciones entre niños y jóvenes existen discusiones, peleas y conflictos como parte del proceso de negociación y aprendizaje institucional, sin embargo, lo que diferencia al maltrato escolar es la violencia reiterada contra algunos estudiantes, es decir, la sistemática ataque y abuso de personas seleccionadas por una variedad de razones, que incluyen: físicas, económicas, sociales o raciales.
En las escuelas la convivencia es variada, desde la amistad, el amor y la protección hasta diferentes formas de acoso y violencia. La experiencia estudiantil es un largo camino que obliga a niños, niñas y adolescentes a conjugar y expresar distintas lógicas de actuación: aulas, patios, docentes, compañeros y demás imprevistos que surgen de estos contactos y contextos, es necesario conocer más sobre encuentros y negociaciones para ver los resultados reales de estas acciones.
El propio funcionamiento institucional muchas veces no permite que el sujeto tome conciencia de los procesos que allí se desarrollan, y en caso de repetición, las prácticas quedan ocultas e ignoradas, incluso, en ocasiones, se les otorgan características abiertamente "normales".
Sin embargo, parece estar más ligada al orden institucional que al orden del alumno o docente individual, lo que favorece el efecto de camuflaje, de manera que la violencia desaparece del mundo, de la percepción inmediata.
Cuando llegan a la escuela, los alumnos aprenden cosas nuevas, ante todo su relación con el poder, a través de la violencia, con los profesores y compañeros. El poder es un elemento presente en casi todas las relaciones sociales, en las que siempre se verifica la existencia de un sujeto activo, que ejecuta la voluntad de otro sujeto pasivo, en virtud del cual el primero manda y el segundo obedece. En el poder, ambos sujetos deben ser racionales y, por tanto, capaces de definir la voluntad, ya sea para obedecer o para ponerse de acuerdo consigo mismos.
El abuso entre compañeros se basa en una relación desigual de recursos, es decir, de poder. Sin embargo, la característica importante es que la forma en que los niños y jóvenes interactúan tiende a conducir a la violencia física, desde la negociación o incluso al conflicto verbal.
El conflicto generado entre los estudiantes ha adquirido muchas connotaciones que en algunos casos no son tomadas en serio, incluso se ha señalado que las peleas, los conflictos y los abusos son parte del proceso de socialización de los niños. Sin embargo, es importante señalar que las consecuencias negativas derivadas de estas acciones para algunos estudiantes pueden determinar en gran medida sus vidas y su destino.
El abuso frena el crecimiento de los estudiantes, destruye su potencial y puede dejar cicatrices permanentes en su personalidad, ya que su desarrollo involucra más que las actitudes que les transmiten, sino también sus logros, así como las decepciones que experimentan en la escuela., y con sus circunstancias para potenciar o impedir su realización posterior.
Para los acosadores, una situación de amenaza que les ha servido bien se convierte en un recurso y también en un motivo para responder, la falta de voluntad para ser superados por los demás, por lo que tienen que mostrar constantemente su fuerza.
El comportamiento de estos estudiantes muestra una diferencia, una forma diferente de hacer las cosas, caracterizada por romper las reglas y cometer actos de violencia contra otros estudiantes varones.
Estas son manifestaciones del uso frecuente de la violencia como mecanismo válido de reconocimiento en el ámbito escolar. El papel principal que desempeñan estos estudiantes también incluye una declaración contra el anonimato; Se esfuerzan por ser reconocidos, reconocidos y aún apreciados en la imaginación de la escuela.
Uno de los motivos principales que buscan un punto de recolección están obsesionados con encontrar más víctimas para realizar la dominación y el control, y el fracaso constante para sus nombres de dominio y la recopilación de títulos de guerra, pueden aumentar la insultividad, la agresión y el número de víctimas.
Sus efectos de sus tratamientos de enfermedades escolares, un lado, un lado, un lado, mano, mano, mano, en términos de la convivencia diaria instantánea, pero que también causan a largo plazo, debido a la discriminación causados a causar que el titular de memoria negativo de esta persona sobre esta experiencia, Incluso los adultos.
El agresor era la "victoria" total, basada en acciones construidas diariamente de la violencia hecha a la víctima. Sin embargo, este enfoque sugiere la presión de los agresores continuos que enfrentan una posición con el mismo mecanismo usado o usan otras novelas para la vida violenta.
Seguimiento, de una manera, se convirtió en víctima de sus acciones, a toda prisa por continuar ejercicio, porque la falta de hacerlo puede perder instituciones.
Un elemento clave para reactivar el bullying es la participación de un grupo de alumnos que giran en torno a la víctima y el agresor y se animan en diferentes lugares como el aula o el patio del colegio. La colusión con el agresor, a través de los elogios y el apoyo de los estudiantes a sus acciones, es otro elemento del mecanismo de intimidación, que puede denominarse acoso indirecto, ya que refuerza y prolonga el abuso. El llamado ciclo de agresión incluye no sólo al agresor y la víctima, sino también a participantes pasivos y activos, aun cuando actúen de manera intermitente.
Contrariamente a lo que pudiera pensarse en un principio, no sólo la víctima necesita ayuda, sino que también el agresor requiere una atención especial, ya que son alumnos que no conocen otra forma de relacionarse; La falta de solución hace que este tipo de comportamientos se practiquen con creciente intensidad y se repitan como estrategia de actuación en las instituciones donde posteriormente son ingresados.
Es importante insistir en la necesidad de acotar y definir claramente el término bullying y evitar usarlo como sinónimo de todo tipo de violencia que se da en la escuela.
Respecto al bullying que ejercen hombres y mujeres, existe una diferencia, mientras que para ellos la disputa está más orientada a favorecer el uso de la violencia física, para las mujeres el maltrato es más verbal y/o psicológico. Sin embargo, cabe mencionar que en el transcurso de esta investigación, dos niñas intimidaron a cuatro niños y mantuvieron a muchos de sus compañeros amenazándolos con golpearlos a la menor provocación.
En relación a los padres, tanto de las víctimas como de los acosadores, enfrentarse al bullying implica un reto importante y, en la mayoría de los casos registrados, se advierte que es un problema que no saben cómo manejar y menos dónde. en caso de atenderla, más allá de la escuela y del docente, de quienes esperan una respuesta oportuna que no siempre da o resuelve satisfactoriamente.
Bibliografía
Castro, O. P. (s.f.). Elsevier. Obtenido de https://www.elsevier.es/es-revista-revista-medica-clinica-las-condes-202-articulo-que-se-sabe-bullying-S071686401500005X
Nashiki, A. G. (6 de 7 de 2012). Scielo. Obtenido de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1405-66662013000300008
Comentarios
Como sociedad, no podemos pasar una página y cerrar los ojos, nunca debemos acostumbrarnos a este problema y considerarlo algo normal, por el contrario, debemos hacer un llamado a la sociedad para así establecer líneas de acción en el hogar y en la escuela que fomenten la cooperación de los estudiantes, desarrollen métodos de resolución de conflictos y eduquen a los estudiantes sobre las consecuencias del comportamiento discriminatorio.