El efecto de las armas nucleares
Jairth Renee Morcillo Urrutia
En el cataclismo de Damocles, Garcia Marquez (1986) nos regala básicamente una síntesis muy detallada por medio de un discurso y del poder que tiene la palabra y las letras refiriéndose o haciendo un llamado a los países que son imperios nucleares de manera crítica teniendo en primera medida las pérdidas de vidas humanas y los daños colaterales al medio ambiente sin dejar de lado la lógica común de que el dinero destinado a aviones, cohetes y submarinos fuera invertido para la seguridad alimentaria, educación y salud de las millones de personas que carecían de estas grandes necesidades que son producto precisamente por el uso excesivo de las armas como una de las forma de lucha por el poder dejando mucha desigualdad alrededor del mundo mostrándonos cifras realmente alarmantes.
García Marquez (1986) a lo largo de su discurso nos deja ver las cifras del presupuesto invertido en armas y hace el paralelo de cómo ese presupuesto tan excesivo podría solucionar grandes problemas sociales donde se verían beneficiados principalmente los países tercermundistas brindándoles bienestar a gran parte de la población afectada en distintas regiones por la pobreza.
La unicef calculó que para el año 1981 un programa que daría solución a problemas básicos de los 500 millones de niños más pobres alrededor del mundo junto con sus madres donde estuviera incluido temas de salud, higiene, educación, agua potable y alimentación sería la inversión de 100000 millones de dólares que es apenas el costo de 100 bombarderos B-1B, y de menos de 7000 cohetes, en la que el gobierno de EEUU ha de invertir 21200 millones de dólares. (García, 1986)
Por ejemplo en el tema de salud, el costo de 10 portaviones de los 15 que se pretendían fabricar se podría realizar un programa preventivo para más de 1000 millones de personas contra el paludismo, y evitaría cerca de 14 millones de muertes de niños hablando solo de áfrica, en el tema de la alimentación el costo dependiendo la variación de calorías requeridas de alrededor de 575 millones de personas costaría 149 cohetes de los 223, incluso con el dinero de 27 cohetes podría asegurarse el costo de equipos agrícolas y la seguridad alimentaria de los próximos cuatro años, en el tema de educación: se pretende invertir en 25 submarinos y con lo invertido en solo dos de ellos se podría por fin hacer posible la tan anhelada alfabetización mundial, por otro lado la infraestructura y maestros faltantes en los países subdesarrollados podrían pagarse con el costo de 245 cohetes y sobrarían 419. (García, 1986)
Con respecto a las cifras tan alarmantes puedo decir que suscribo a cada crítica de García Márquez, no puede ser posible que un mundo en el que cada vez queramos cerrar las brechas de desigualdad afecte tanto las necesidades básicas de nuestros semejantes y sigamos anclados a una guerra que afecta incluso a la naturaleza debido al impacto ambiental que dejan los reactivos químicos usados en estas armas, sin caer en el tema romantizador los seres humanos tenemos que hacernos más fácil la vida los unos a los otros, no es posible un mundo mejor y una vida mejor donde seres humanos aguanten hambre, el ejemplo incluso está en nuestro país, no hay proyecto de vida prometedor con necesidades tan básicas y como países soberanos que somos tenemos que ser capaces de frenar este tipo de liderazgos que hacen tanto daño, tenemos que encontrar una alternativa a la industria armamentista y que los recursos se administren para el bienestar social y para finalizar coincido con el autor de que la cultura de paz es el camino.
Referencia
García Márquez, G. (08 de agosto de 1986). EL CATACLISMO DE DAMOCLES. EL PAÍS.
https://elpais.com/diario/1986/08/09/internacional/523922413_850215.html
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