EL IDEARIO MESIANICO DEL CAPITAL
Manuel Felipe Bravo Mariaca
El capitalismo, tiene su entramado ideológico, lo que se propone en este escrito es que una parte muy importante de su entramado es la autopercepción que tienen los dueños del capital, quienes desde los orígenes del capitalismo como se estudiará, se consideraban a sí mismos; como enviados divinos para que a través de su caridad se hiciese más apacible la vida de la clase obrera si así lo decidían.
En los albores del capitalismo, es evidente la sintomatología descrita. Ideólogos primigenios del utilitarismo hablaban del principio de Universalidad de la Utilidad, para David Hume, buscar placer hacía parte de la naturaleza humana, cuando se habla de naturaleza ya se está aceptando que Dios así lo dispuso (muy legítimo en una Inglaterra puritana, pero por supuesto poco científico para la actualidad), una realidad donde la clase media y burguesa son los elegidos para tomar las riendas del gobierno el cual debe procurar maximizar la capacidad de estos de conseguir utilidad a través del dejar hacer dejar pasar, para su propio placer, aun a costa de de la trabajadora. Consiguientemente Bentham, crearía una teoría jurídica donde como lo explica Crossman (1941), el problema jurídico es cómo disminuir el dolor y maximizar el placer, las leyes por lo tanto deben estar dirigidas a que por la administración de los bienes de las mayores utilidades posibles, vale resaltar los bienes industriales, no los bienes de los terratenientes con quienes estaban conflictuados, porque estaban es una época donde la burguesía intentaba sustituir a la clase aristocrática, para volcar las riendas políticas de Inglaterra hacia una oligarquía. Es una teoría para justificar la ascensión de la clase media y la burguesa como las hegemónicas, enviados divinos básicamente.
Estos enviados divinos quienes eran los únicos capaces de mediante la razón y la ley crear una en palabras de Bentham “Fábrica de felicidad”, esto es una descripción mesiánica de los capitalistas, ellos pueden conseguir conseguir lo que quieran acosta del sufrimiento de la clase obrera porque, naturalmente ellos buscan la utilidad a través de la administración de sus bienes, esa utilidad les genera placer a ellos en primer medida y en segunda medida también a quienes ellos están dispuesto a concederles algo de su utilidad, esto claramente reflejado en la ley de bronce de los salarios acuñada por David Ricardo, donde básicamente decía que se le debía pagar a los trabajadores lo mínimo para que subsistiera y se reprodujera de manera que sus hijos fueran mano de obra barata en el futuro, pero sostenía que no podía ser superior a ese mínimo para reproducirse (BBVA, 2018). Básicamente está condenando a la inmovilidad social generación tras generación, es decir condenando a la miseria a familias y a sus descendientes.
Los presupuestos en los que se basaron los clásicos, eran demasiado materialistas, suponiendo que lo que la razón dictaba, era que la felicidad se alcanzaba con la acumulación de riqueza. Y que ser un buen critiano significaba como lo explica Weber, describiendo la ética de unos de los padres fundadores de los Estados Unidos para poder descifrar el espíritu del capitalismo, Benjamin Franklin, dice que hay que tener reputación de ser alguien honrado y prudente, para tener crédito con el cual producir mas y mas, y que hay que ser tacaño también, que cinco chelines que se gasten inoficiosamente son recursos que dejan producir más dinero, que al pasar del tiempo sería una mala decisión haber gastado el dinero no solamente fueron 5 chelines sino que lo pudo haberse ganado con eso 5 chelines, no hay que descartar que eso tiene algo de cierto, sin embargo si se le añade que no daba cabida a que si ya se había explotado un mercado con muchas ganancias, se opone a dejar el mercado para que otros pudieran explotarlo, no había nada de altruista en su pensar. Es más, solamente con aparentar tener las virtudes de un buen critano era suficiente, muestra la hipocresía con la que fundamentaron al capitalismo.
Para Weber (1905), la filosofía del avaro, es la condición para que alguien sea considerado merecedor del crédito. Pero de alguna manera en el ideario del capitalista primigenio, eso era lo que Dios quería que un hombre fuera puntual, sensato y esmerado. Modestia aparte, el que era capitalista se consideraba a sí mismo como una guía moral del cristianismo.
Volviendo al texto de Crossman, se narra como en el pensamiento del burgués y de la clase media inglesa del siglo XIX, ya no se toman en cuenta la idea de maximizar el placer de por sí derivada de una naturaleza dada por Dios, para justificar al capitalismo relacionándolo como “un marco imprescindible dado por Dios para el adelanto de la raza humana” la bonanza que vivió el Reino Unido en la época Victoriana se derivan de seguir los lineamientos de este marco dado por Dios y aceptando que el dolor de la clase social obrera, hacía parte de los misteriosos planes de Dios, que deben ser paliados por la caridad de los capitalistas, pero tratar de cambiar esa posición en la que Dios les había puesto, seria algo antinatural, una violacion al derecho de propiedad privada y aun peor a eso a la voluntad divina. Entonces esto convierte a los capitalistas y a la clase media, en una clase superior elegida por Dios y los pobres deben aceptar eso con sumisión.
Mucho antes en el siglo XVI Martin Lutero había surgido lo mismo, sobre el trabajo profesional, una palabra evidentemente confesional, pero especializarse en un trabajo, trabajar duro y crear riqueza del trabajo sin cuestionar la posición social que ese trabajo da, es parte de la ética que construye al capitalismo y predicaba este protestante que eso era lo que quería Dios, respetar de cierta forma el status quo. Lo que en conclusión la desigualdad inherente al modelo liberal, se legitimó en la idea ya anticuada (porque todos los sistemas políticos de división por castas lo han usado), de que la desigualdad está dispuesta por Dios, y los capitalistas son hijos de Dios, virtuosos cristianos, merecedores de créditos, sobre cuyos hombros está decidir sobre el destino de los demás como en una suerte de mesías.
REFERENCIAS:
BBVA, 2018. David Ricardo: del valor del trabajo al salario de subsistencia. https://www.bbva.com/es/david-ricardo-del-valor-del-trabajo-al-salario-de-subsistencia/
Crossman Richard, 1941. Biografía del Estado moderno. Fondo de cultura Económica.
Weber Max, 1905. La Ética Protestante y el espíritu capitalismo. Novena Edición, Red Jonas
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