AVERSIÓN AL RIESGO ¿CONDUCTA PROGRAMADA EN POPAYAN?
DANIEL CHITIVA VILLEGAS
La
capital del Cauca en los últimos años se ha caracterizado por un crecimiento
inminente en el sector de la construcción y el nivel de precios de los
inmuebles, la construcción horizontal paso a un lado y la construcción de
edificios abunda en la ciudad debido también a la escasez de lotes para
construcción, por lo cual se debe construir sobre casa antiguas, lo cual eleva
los coste de producción que se ven reflejados finalmente en los precios de
venta. Pero a qué se debe la proliferación de constructoras y la respuesta
positiva de los consumidores, si bien existen mercados o sistemas financieros
que arrojan mayores rentabilidades.
Si
la racionalidad económica humana va en caminada hacia las expectativas de
rentabilidad más altas, es decir siempre se va a preferir tener mayores
ingresos posibles, los ciudadanos de la ciudad dejaran de percibir mayor
ingresos debido a la peculiaridad de acceder a la comprar de viviendas para
arrendar o dejar que estas incremente su precio comercial, dado que esta
conducta no-racional brinda seguridad económica. Esta condición se podría
explicar desde la economía del comportamiento, que se tomara a continuación:
“La economía del comportamiento (behavioral
economics) se ha desarrollado recientemente en conexión con la economía experimental
pero tiene un punto de partida metodológico bastante diferente. La
investigación en esta área se propone formular modelos teóricos del
comportamiento humano teniendo en cuenta la investigación empírica psicológica,
sociológica, antropológica etc. Es decir, se trata de un corriente de
investigación en gran parte teórica, pero que se toma en serio la investigación
de las otras ciencias sociales. Se centra en desarrollar modelos teóricos que
sean consistentes con aspectos realistas de la toma de decisiones de los
humanos, como la racionalidad acotada y las motivaciones no-egoístas”. (Brants, 2007, pág. 14)
Aterrizando un poco la
concepción, la economía conductual abarca los factores psicológicos de los
individuos, factores que se expresan en la toma de decisiones que pueden
cambiar la racionalidad económica de los individuos, dado las condiciones
subjetivas de cada individuo. De esta manera:
“La economía conductual se enfoca en el
pensamiento no racional: Aunque la especialización de las economía ha traído
ventajas, como los avances que se han hecho en la economía y las finanzas
matemáticas, que permiten realizar cálculos complejos para comprender a los
mercados, la ciencia económica convencional también acarrea muchas desventajas.
La principal, de acuerdo con Shiller, es que la ofrece soluciones que
involucran un comportamiento racional. “Puedes pensar: ‘Quiero saber por qué la
gente inteligente usa ciertas opciones para invertir’ (...) Pero esto no
significa que estés respondiendo a la pregunta de por qué la gente invierte en
una opción y no en otra, o por qué este mercado existe o por qué no existen
otros mercados que son igualmente plausibles”, explica.” (Riquelme,
2017)
De esta manera es
importante incorporar la neuroeconomia la cual “es un
campo interdisciplinario que trata de explicar la toma de decisiones económicas
de las personas, o lo que es igual, la capacidad humana de procesar múltiples
alternativas y elegir un curso de acción óptimo”. (Peyrolon,
2004) ,
y son en las múltiples alternativas económicas que se brindan dentro de la
ciudad, donde nos quedamos cortos, dado que estamos sesgados hacia una única;
el sector de la construcción.
La neuroeconomia “estudia el cerebro humano mientras toma decisiones de
carácter económico y, basándose en las fluctuaciones de las neuronas, entre
otros elementos, expresa sus descubrimientos en términos de ecuaciones que son
susceptibles de ser usadas por los economistas. Lo anterior implica entender la
relación que existe entre lo que sucede en el cerebro humano durante la toma de
decisiones y la conducta de los agentes económicos”. (Peyrolon,
2004) .
Por lo anterior me atrevería a decir que en la ciudad de Popayán o más bien sus
ciudadanos, en la toma de decisiones económicas no se encuentra un nivel de
éxtasis o liberación de encefalina, es decir, cuando se realiza algún tipo de
transacción o negociación, nuestro cerebro no se encuentra extasiado por
realizarlo y por tanto, no consideramos en realizar más transacción, con
mayores riesgos pero con posibles ingresos superiores a la transacciones
convencionales. Un claro ejemplo de liberación de encefalina, económicamente
hablando, es el sector financiero, específicamente las transacciones y
negociaciones que se hacen en la bolsa de valores de Wall Street, tal nivel de
éxtasis hace que los corredores de bolsas, se vuelvan más arriesgados para la
toma de decisiones, por lo cual su racionalidad económica es completamente
diferente a la racionalidad económica de nosotros los habitantes patojos.
Finalmente,
la toma de decisiones de carácter económico basándose en las fluctuaciones de
las neuronas, no son tan radicales ni fluctuantes en los individuos de la capital
caucana, y se puede demostrar de manera clara por la preferencia hacia el sector de la construcción, donde las
fluctuaciones neuronales no tienen un comportamiento notorio que brindaría
hacer transacciones riegosas, por lo cual, la falta de emoción frente a los
negocios, causa que adquiramos carteras seguras con poca rentabilidad dada la
aversión al riesgo de la población.
Bibliografía
Brants, J. (2007). La economia experimental y la
economia del comportamiento. Enciclopedia Iberoamericana de Filosofia.
Peyrolon, P. (29 de
Septiembre de 2004). Neuroeconomia.
Riquelme, R. (25 de
Julio de 2017). El economista.
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