¿Los jóvenes de hoy están dispuestos a trabajar en el campo? O ¿Prefieren migrar a las ciudades?
Por:
Briyid Lucero Hoyos Navia
Para
obtener un beneficio de la tierra se necesita realizar con amor y mucha
disciplina esta labor, además de adquirir y aplicar conocimientos, que le
permitan realizar los proceso en los cultivos de la mejor manera, pero en la
actualidad mucho de esto no sucede debido a problemas ya planteados en textos
anteriores, por lo tanto, después de analizar la situación de los agricultores
surge la siguiente pregunta ¿los jóvenes de hoy están dispuestos a trabajar en
el campo? O ¿prefieren migrar a las ciudades?
Pues bien, ya hemos
visto las problemáticas por las que los agricultores están pasando desde hace
un tiempo, los cambios climáticos, los bajos precios de los productos, la falta
de mercados sólidos, la pocas garantías por parte del Gobierno, las consecuencias
de los TLC, entre otras. Esto desmoraliza a cualquier persona que tenga
proyectos productivos relacionados con la explotación de la tierra, nadie
quiere correr riesgos y las expectativas de inversión disminuyen, a tal punto
que, gran parte de la población campesina opta por otro tipo de negocios que
sean más rentables o migra a las ciudades, pero ¿qué pasará si este escenario
está tomando tanto auge?
Evidentemente la
solución a tal crisis está en manos de las nuevas generaciones, quienes tienen
la responsabilidad de buscar alternativas; claro está de la mano de buenos
gobernantes. Quizá esto no sea nada fácil, pero esto le compete a todo el mundo
¿por qué, que pasara si desaparecen los campesinos? ¿Quién va a producir los
alimentos que son tan necesarios para vivir?
En el desarrollo de
este texto mostraré que tan interesados estamos los jóvenes por trabajar en el
campo. Para ello es importante hablar de
la migración de los jóvenes a las ciudades ya que es el punto de partida para
conocer su interés.
Según las proyecciones
estadísticas, la población rural joven tiende a desplazarse a los centros urbanos,
en parte por circunstancias económicas y sociales de índole regional y nacional,
algunas de ellas relacionadas con la crisis cafetera y con la crisis productiva
del agro. Esto produce un deterioro de la economía campesina y de su cultura.
(Jurado, 2012, p.71)
De lo anterior debo
decir que la vida en el campo es de mucho esfuerzo, cansancio y jornadas
laborales en la mayoría de los casos a campo abierto, expuestos a la
inclemencia del calor o de la lluvia, y un joven de ahora, como muchos
ancestros lo dicen, no tiene la capacidad de resistencia ni la voluntad de
hacerlo, como sí ocurría en épocas pasadas, por lo que muchos deciden buscar
otros formas de sobrevivir, deciden viajar a las ciudades en busca de mejores
oportunidades, para el caso colombiano; los hombres por ejemplo se dedican
a la construcción, obreros de fábricas,
conductores (transporte público o “mototaxitas”) … en fin en lo que haya
trabajo. Para las mujeres es aún más difícil conseguir un puesto de trabajo por
su condición de “vulnerabilidad”, lo más común es el trabajo en casa de
familia, aseadoras, niñeras, vendedoras y su salario es mal remunerado.
Otros lo hacen para
poder tener mejores posibilidades como estudiar y obtener un título ya sea
técnico, tecnológico o profesional, para poder mejorar su situación económica y
la de su familia. Este fenómeno hoy es más visible, los padres campesinos deciden
enviar a sus hijos a las ciudades, para que tengan otra calidad de vida.
La descripción anterior
nos muestra que los intereses de los jóvenes ya no están encaminados en
trabajar la tierra, sino que, por el contrario, buscan otras salidas, para
algunos quedarse en el campo es la última opción que tienen, serán muy pocos
los que se dediquen a esta labor. Por ejemplo, en la entrevista de campo a
joven del Municipio de Chinchiná y Samaná, Caldas, 2010 para el artículo “dilema
de la juventud en territorios rurales de Colombia: ¿campo o ciudad?” Expresan
lo siguiente:
“La
vida en el campo es más saludable que la vida de la ciudad, otras cosas que
tiene
es que puedo coger café y así gano plata y me ayudo para el estudio”.
“Es
una buena alternativa, aquí vivimos con un ambiente puro, limpio, sano y lleno
de potencialidades y recursos”
Esto
muestra que algunos muy pocos optan por la tranquilidad, el aire puro del campo
y se conforman con aquello que les permita cubrir sus necesidades, no creen que
la ciudad les brinde más de lo que ellos quieren para vivir. Y esto de cierta
forma beneficia más a los citadinos que a cualquier otro, ya que todavía queda
quien cultive los productos alimenticios que se consumen en la ciudad.
Para
concluir, después de abordar este tema debemos prestar gran atención a que, la
tendencia de concentración de la población en las ciudades, trae consecuencias
como ¿Quién va a producir los alimentos? si gran parte de la juventud busca
otras alternativas y calidad de vida. Es un dilema entre crecimiento personal y
profesional de las nuevas generaciones frente a la producción de la
agricultura, bien es cierto que Colombia necesita crecer en sectores como
ciencia y tecnología, pero no se puede dejar de lado la economía campesina. Por
lo que necesitamos incentivar de una u otra forma el trabajo de los campesinos,
brindarles a los jóvenes herramientas tecnológicas y de conocimiento para que
no deserten tan fácil de las zonas rurales y tengamos un desarrollo positivo de
la actividad.
Referencias
Bibliográficas
Jurado,
C. & Tobasura, I. (2012). Dilema de la juventud en territorios rurales de
Colombia:
¿campo o ciudad? Revista
Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 10 (1), pp. 71.
Jurado,
C. & Tobasura, I. (2012). Dilema de la juventud en territorios rurales de
Colombia:
¿campo o ciudad? Revista
Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 10 (1), pp. 72.
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