Neliberalismo: Hambruna, muerte y terrorismo


El neoliberalismo como ideología y modelo de dominación en nuestra región en su momento de esplendor, aspiró a imponerse como regulador no tan solo de la vida política, económica, social, cultural, sino también de la  vida cotidiana como de igual manera de los entornos naturales. Su implementación era y es una especie una receta universal, que no requiere de adaptación a las realidades y particularidades de cada país o región sino a imposiciones invasivas en la vida de los Estados, las sociedades y los individuos.
Entre una de la varias  características del modelo neoliberal era la inseguridad que sufría la población latinoamericana, sin trabajo permanente, con altos índices de violencia social, de empobrecimiento creciente y sometida a una economía mundial cargada de turbulencias, errática, inestable, sin previsiones a mediano y largo plazo. La vida acompañada de una sensación de incertidumbre, no sólo por el futuro económico, sino por las múltiples patologías mentales originadas por  el desempleo, la inseguridad, la escasez de recursos económicos, la angustia, la depresión, las rupturas familiares han estado y están al orden del día. Como dice Eduardo Galeano:"Son  muchos  los que están presos y   angustiados de necesidad, otros están presos y angustiados  de miedo; así, unos no duermen por la ansiedad de no tener las cosas que no tienen y quisieran tener, otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen”
          
Con el neoliberalismo como una etapa más del proceso de dominación y dependencia  a la que ha estado sometida América Latina, la vida cotidiana empezó a ser uniforme, a  formar seres individualistas, solitarios, sin vínculos con su realidad, con la historia de sus pueblos, rígidos, fríos,  transformado muchas veces, por arte y magia de los mercadólogos, en "mercancías" o en consumista obsesivo e impulsivo, siempre -"gracias al espectáculo del capitalismo"- al servicio del establecimiento, del orden capitalista.  Esta cultura material de vida, basada en la privacidad, en la vida privada aislada y el consumo de bienes materiales y servicios producidos, fue y es una cultura, un modo de vida, orgánicos al capitalismo. Este tipo de individuo empezó a tener los rasgos de la mujer y el hombre unidimensional que visualizara Herbert Marcuse.
Cualquier hecho era motivo para canalizar los deseos de escape, de fuga de una realidad donde todo era y es desechable, liviano. De ahí, el nombre de mujer y hombre "light", aparentemente alegre, con carcajadas casi histéricas que transmitía la televisión. Todo era y es  "light", los alimentos, la ropa, las modas, hasta los sentimientos, noviazgos y matrimonios "light" y para desgracia de nuestros pueblos, cierta izquierda también se vilviò "light”, para contribuir a la "gobernabilidad" y "estabilidad y fortalecimiento de la Institucional" y  gozar de la aceptación de los èlites dominantes nacionales y extranjeras.
          
El espíritu de competitividad en el peor de los sentidos se daba no sólo entre los empresarios y dueños de negocios,  sino abarcó también a gran parte de la sociedad civil, a los profesores, alumnos, artistas, escritores y hasta los trabajadores. Creerse un triunfador, tener éxito caiga quien caiga y sobre todo "hacer dinero", rápido y fácil, parecía ser el "desiderátum" personal en el mundo que estaba creando el neoliberalismo, sin saber con certeza a qué puerto debían arribar esta legión de seres humanos que se embarcaron  a inicios de los años 80, en el espectáculo frenético y "light" montado por el neoliberalismo.

odo se veía y se analizaba a través de noticias económicas. A tal punto que se iba cayendo en el “reduccionismo económico”, ya   que, en el día se daban lluvias de noticias en TV y en los principales Diarios de los países, exclusivamente relacionadas "al precio del dólar", "las tasas de interés", "el riesgo país", los "Índices Dow Jones", las tendencias de las bolsas de valores, "la responsabilidad fiscal", "la apertura de mercado" "la  reducción del déficit fiscal" "el equilibrio macroeconómico", el "monto de las exportaciones", "la competitividad", eran una publicidad repetida constantemente. El aumento de las inversiones extranjeras era considerado un gran avance por las editoriales de los diarios. El reduccionismo económico pasó a ser una categoría de análisis del neoliberalismo, precisamente de quienes lo criticaron en el pasado, por entender deformada mente que era la esencia del marxismo.

Comentarios

CTorres dijo…
NO hay duda que América Latina fue la victima más afectada por ese gran monstruo amorfo llamado Neoliberalismo. En un momento en que los países latinoamericanos sentían más cerca que nunca la victoria de una revolución proletaria, que trajera libertad y equidad a estas tierras alejadas del resto del mundo, tomando como ejemplo la revolución Cubana, muchos países se pusieron a la tarea de lograr este objetivo por los medios necesarios, ya sean las urnas o las armas. Todo era valido con tal de derrotar al plan cóndor que se disponía destruir a nuestros pueblos, con un acto de neocolonialismo. Ese neocolonialismo finalmente agarro una piedra, y la lanzo sobre Chile, dando un golpe militar al presidente electo Salvador Allende. Este fue el punto de inflexión en la política hostil de Washington hacia los países latinoamericanos, pues de aquí en adelante seguiría creciendo la cobertura de este modelo. Hoy en día está ocurriendo algo muy similar, en países donde hubo un gobierno de los llamados "populistas", que trajeron equidad y estabilidad a sus países, desde Argentina hasta Brasil, Pasando por Uruguay y Ecuador. Nosotros como latinoamericanos deberíamos enfocarnos más en este gran problema, antes de tener que sufrir de nuevo el siglo XX.

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